Se repite lo ocurrido en la reunión anual de
2012 y en la extraordinaria realizada en Bremerhaven, Alemania, hace tres
meses. Esta vez, Rusia, Ucrania y China se opusieron a la propuesta de crear
dos áreas protegidas para el mar de Ross y el Océano Oriental. “Sin lugar a
dudas esto tiene que ver con intereses pesqueros de estos países… actividades
pesqueras que se realizan ahora o que potencialmente podrían encararse en unos
años”, indica a DW el argentino Rodolfo Werner de Pew Charitable Trusts.
Junto a representantes de otras
organizaciones ambientalistas y como parte de la Alianza del Océano
Antártico (AOA), una coalición de grupos ecologistas, Werner está en Hobart
desde hace una semana. Desde la reunión en Bremerhaven se conocían los reparos
de Rusia y Ucrania, pero había esperanza de que una o ambas propuestas fueran
aprobadas.
Estas contaban con el apoyo de la mayoría de
los 25 miembros -24 países más la Unión Europea-, entre ellos, cuatro
latinoamericanos: Argentina, Chile, Uruguay y Brasil. Sin embargo, los acuerdos
deben tomarse por consenso general de todos los integrantes.
“Este fracaso es muy frustrante –agrega
Werner-. Los países que las propusieron trabajaron durante la reunión para
atender las preocupaciones de otros países, proponiendo modificaciones de forma
tal de acomodar los requisitos de estos países. No obstante esto y que la
mayoría apoyó las propuestas de manera bien clara, Rusia, Ucrania y China no
permitieron que se avanzara”.
Prioridad para la agenda pública
Al tiempo que los delegados comienzan a
regresar a sus países, se visualiza un año complejo de aquí a la próxima
reunión. Una forma de abonar el camino a un futuro éxito es instalar el tema de
la protección de los mares antárticos en la agenda pública y de los jefes de
estado, concuerdan organizaciones ambientalistas.
ONGs presentes en Hobart han anunciado que
seguirán trabajando y creando conciencia sobre la importancia de crear grandes
reservas marinas en la
Antártida. “Sin áreas marinas protegidas no se puede salvar a
la Antártida
de las consecuencias del cambio climático”, alerta Thilo Maack, de Greenpeace
Alemania.
“Este es nuevamente un año para la
diplomacia. La decisión sobre la creación de áreas protegidas debiera estar
tomada con anticipación a la próxima reunión”, agrega. De esta manera, se
podrían concretar entonces las formas de establecer estas áreas. Pero mientas
algunos países mantengan una postura rígida, el escenario es incierto.
El futuro en juego
“Es difícil poder vaticinar que pasará de
aquí a un año, dado que la posición de estos países responde a intereses que no
necesariamente son los de conservación, que es el objetivo principal de esta
convención”, indica Rodolfo Werner.
La propuesta de áreas marinas protegidas, de
una extensión de unos tres millones de kilómetros cuadrados, había sido
reducida con respecto a la anterior proposición rechazada en Alemania, con la
esperanza de alcanzar un acuerdo.
Esta es una zona rica en recursos pesqueros,
principalmente la merluza negra o bacalao de profundidad. Esta área es también
conocida como “el último océano” por ser uno de los más grandes hábitats
marinos todavía relativamente intactos y el hogar de una increíble variedad de
especies como pingüinos, ballenas, aves marinas y el calamar gigante.
“Las consecuencias del cambio climático,
además de la pesca ilegal y el creciente interés de uso de esta zona, están
afectando a más de 10.000 especies de animales y plantas –advierte Thilo
Maack-. Cada año sin protección es un año perdido”.
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